ACONTECIMIENTOS ESTRESANTES

Se consideran como situaciones estresantes aquellos sucesos que las personas podemos experimentar a lo largo de nuestras vidas y que son evaluadas como amenazantes o que tienen un impacto negativo, diferenciándose entre acontecimientos vitales, molestias diarias o circunstancias crónicas de la vida. Es muy importante tener en consideración la severidad del acontecimiento, el impacto en la vida de las personas, la duración, la controlabilidad y la predictibilidad, así como, los recursos internos de la persona para un afrontamiento adecuado.

Los acontecimientos vitales mayores son aquellas situaciones que requieren que la persona haga ajustes o cambios considerables en su vida. Debido a que son difíciles de solucionar pueden prolongarse durante bastante tiempo. Pueden surgir de problemas familiares, personales o económicos. En ocasiones, pueden estar fuera del control de la persona. Con otros sucesos, en cambio, las personas sí tienen influencia o control sobre ellos, como por ejemplo los exámenes importantes u oposiciones, la separación sentimental, el embarazo, etc. Cualquier cambio, sea positivo o negativo, puede tener un efecto estresante y requiere un reajuste.

Las molestias o contrariedades diarias son aquellas exigencias irritantes, frustrantes y agobiantes, así como relaciones problemáticas que nos perturban en nuestra vida diaria y cuyo efecto sumatorio puede tener importantes repercusiones para las personas. De hecho, aunque se consideran menos dramáticas que los sucesos mayores, pueden ser incluso más importantes para el proceso de adaptación y de la conservación de la salud de las personas. Ejemplos de este tipo de molestias son las presiones académicas, las discusiones con familiares o amigos, la apariencia física puntual, la pérdida de cosas, etc. Cuando suceden este tipo de molestias se producen sentimientos de enfado, irritación, preocupación o frustración y hacen que las personas sean conscientes de que tendrán dificultades para lograr sus objetivos.

Las circunstancias o estresores crónicos son situaciones o experiencias persistentes y aversivas que se prolongan en el tiempo. Este tipo de experiencias incrementan la vulnerabilidad de las personas y ocasionan un gran daño en el organismo debido a que son condiciones duraderas que agotan al individuo. Ejemplos: convivencia con un padre alcohólico, las malas condiciones de la vivienda, el trabajo insatisfactorio, las enfermedades crónicas, las relaciones conflictivas con padres, hermanos, amigos, etc.

Como síntesis, se expone un símil basado en la respuesta natural del cuerpo a las lesiones físicas. Ejemplo: cuando uno se corta en una mano, el cuerpo trabajará de forma natural para cerrar y sanar la herida. Si un objeto extraño bloquea la curación, la herida se infectará y causará dolor, por tanto, será necesario extirpar el objeto extraño para que el cuerpo siga su curso natural de recuperación. Lo mismo ocurre con los procesos mentales. El cerebro tiene una tendencia natural a procesar los acontecimientos estresantes, desagradables o traumáticos hacia un estado de salud mental (autocuración psicológica), pero si hay algo que lo bloquea o desequilibra, entonces se observarán respuestas desadaptativas y disfuncionales que habrá que reprocesar debida y adecuadamente.